Pinceladas Imagineras

Junto a los monumentos civiles, la obra de Coullaut-Valera también abarca la temática religiosa, como los conjuntos dedicados al Sagrado Corazón de Jesús en Bilbao y en Córdoba, o las tallas que realiza para la iglesia de la Almudena de Madrid: una Dolorosa, una imagen de San Dimas, otra de San Ignacio y otra de San Isidro. Para la Semana Santa sevillana llega a proyectar un misterio representando la escena de las Negaciones de San Pedro, un proyecto que no prosperó, aunque acabó siendo reinterpretado por su hijo Federico.

El monumento a Cervantes, una de las obras más conocidas del maestro, es uno de los proyectos del escultor que más se prolongará en el tiempo. Sus orígenes se remontan al año 1915, el año previo a la celebración del tricentenario de la muerte del autor de El Quijote. Coullaut-Valera ganó el concurso convocado con un proyecto conjunto con el arquitecto Rafael Martínez Zapatero. Dificultades económicas motivan su suspensión, iniciándose la recaudación de fondos en 1920 entre todos los países hispanohablantes. La implicación de Alfonso XIII y de Primo de Rivera motiva la participación de numerosas instituciones, desde el Ayuntamiento al Banco de España, pasando por las donaciones de los funcionarios del Estado. El proyecto es modificado por Pedro Muguruza en 1925, con la supresión de algunas ornamentaciones y una victoria alada que coronaba el conjunto. La obra se inaugura, sin concluir en su totalidad, el 13 de octubre de 1929. Y figuró en los primeros billetes de 100 pesetas, que recogían una representación del monumento como si estuviera acabado aunque el conjunto aún estaba a medio terminar.